miércoles, 20 de febrero de 2013

El poder en el Mediterráneo

****Explicación de esta entrada al final

No quiero aburrir mucho con lecciones de historia, pues tampoco soy el más docto para aventurar teorías sobre el porqué de esta situación, así que me limitaré a los hechos.

Estoy totalmente seguro de que cualquiera que haya residido en un país "centroeuropeo" (o bárbaro) se habrá dado cuenta de que existe una diferencia descomunal en el modo en que se ejerce el poder, diferencia que no habrá visto alguien que al contrario haya residido en Italia o Grecia.

El poder en el Mediterráneo se ejerce de un modo totalmente diferente. Por norma general un gobernante de un país mediterráneo, provenga del ámbito en que provenga (ya sea un gobierno político o el control empresarial), tiende a pensar en si mismo como un César elegido por el senado romano o que ha tomado el poder tras sus conquistas. El poder mediterráneo se entiende como un privilegio que te da la oportunidad de dirigir el rumbo de tu pueblo, una especie de carta blanca firmada por tus conciudadanos para hacer tu voluntad.

Por otro lado, el las provincias bárbaras del imperio, el efecto parece el contrario. El concepto de jefe o líder suele llevar asociadas una serie de responsabilidades con respecto a tus "súbditos" bastante distintas, de hecho el presidente del gobierno, el alcalde o el jefe de la empresa no es el que manda, sino el único que trabaja al servicio de todos los demás. En una empresa estándar la misión de un jefe no es "ser el que más manda" sino asegurarse de que el trabajador dispone de todos los medios e instrucciones y capacidad para realizar correctamente su trabajo (al fin y al cabo, de que dicho trabajo se realice correctamente depende su salario). En el caso de un gobierno democrático, esto va mucho más lejos, pues al fin y al cabo, el sueldo del gobierno esta siendo pagado por los ciudadanos y eso convierte a los gobernantes en empleados de todos los electores, y no al contrario.

Si, todo esto que estoy diciendo suena a fantasía y en algunos casos queda en teoría, pero al menos es teoría, cosa que no ocurre en nuestra amada patria, donde nuestros presidentes democráticamente elegidos han eliminado el "por la gracia de Dios" sólo porque trae malos recuerdo a cuatro rojos ateos, pero gobiernan cómo si tal fuese, tan pronto como consiguen una mayoría absoluta.

Cómo nota final, comentale a un extranjero que en tu país los referéndum no son vinculantes y que tampoco pueden ser convocados por la ciudadanía y disfruta viendo como se les salen los ojos de las órbitas.

Cómo explicación diré que todo esto viene a que llevo todo el día traduciendo un periódico que edita la ciudad de Lucerna  (Luzern das Stadtmagazin) en el que básicamente se exponen, de manera mensual, todas y cada una de las diferentes actividades llevadas a cabo, así como los planes para el próximo mes, de manera clara y entendible... y aquí se negocia todo con la ciudadanía, desde la circunvalación que finalmente no podrán construir (por la negativa popular) hasta las asignaciones de los colegios por barrios, sin pasar por alto los planes de urbanismo (Zonenordnung) mientras nosotros tragamos con lo que religiosamente votamos cada cuatro años... por la gracia de Dios.

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